Por María Ángeles Teruggi para 180candc.blogspot.com
Cuando lo que comunicamos no tiene ni el efecto ni el impacto que esperamos, estamos comunicándonos ineficazmente. En ámbito empresarial y profesional, esa ineficacia supone una pérdida de oportunidades o una pérdida de recursos que atentan contra los resultados de la empresa.
Cuando lo que comunicamos no tiene ni el efecto ni el impacto que esperamos, estamos comunicándonos ineficazmente. En ámbito empresarial y profesional, esa ineficacia supone una pérdida de oportunidades o una pérdida de recursos que atentan contra los resultados de la empresa.
Cuántas veces en la vida profesional o en la empresa hemos tenido que enfrentar un auditorio para presentar un proyecto, o comunicarle al personal una decisión importante de la Gerencia General, o explicar a un cliente las ventajas de nuestro producto, o transmitir cualquier idea a otra persona. Y cuántas de esas veces al terminar de hablar tuvimos la certeza profunda y amarga de que no quedó claro cuál era la idea que queríamos transmitir.
Muchas veces, ¿no?
En esos casos la transmisión del mensaje ha sido ineficaz, no ha causado el efecto ni tuvo el impacto que se suponía debía tener y eso no es lo que buscábamos ya que en el ámbito empresarial y profesional, la ineficacia supone una pérdida de oportunidades y una pérdida de recursos que atentan contra los resultados de la empresa.
En esos casos la transmisión del mensaje ha sido ineficaz, no ha causado el efecto ni tuvo el impacto que se suponía debía tener y eso no es lo que buscábamos ya que en el ámbito empresarial y profesional, la ineficacia supone una pérdida de oportunidades y una pérdida de recursos que atentan contra los resultados de la empresa.
EL PROCESO DE COMUNICACIÓN EFICAZ
En "El arte de la comunicación" decíamos que la comunicación es un proceso que ocurre entre dos o más personas (emisores y receptores) que transmiten mensajes a través de un canal, en un contexto y oportunidad determinados, y en el que juegan un rol vital los mapas mentales de emisores y receptores.
Siempre
comunicamos, aún cuando no decimos una sola palabra.
En este
proceso, los elementos que intervienen pueden facilitar enormemente la
comunicación: a veces no necesitamos aclarar el significado de lo que
transmitimos porque el contexto por si solo determina el sentido. Para
ejemplificar, si estamos en la playa no necesitamos explicar por qué vestimos un
traje de baño y sí deberemos hacerlo si aparecemos así vestidos en una reunión
de directorio. Otras veces el canal elegido favorece el proceso, por ejemplo
usar el WhatsApp o el Facebook para acordar un encuentro con amigos/as a la salida
de la oficina será más efectivo que enviar una carta manuscrita o dejar un
mensaje en el contestador de su teléfono fijo. En otras oportunidades, emisor
y receptor están “en la misma sintonía” por lo que la comunicación fluye con
facilidad, como cuando dos personas tienen el mismo entusiasmo y motivación
para planificar las próximas vacaciones juntas.
Pero no
siempre lo que es obvio para uno lo es también para el otro y se produce
“ruido” en la comunicación, ya que en el proceso influyen todos sus componentes, especialmente el contexto y los mapas mentales o filtros de emisor y receptor.
Para que el
mensaje se comprenda tal cómo se quiere, el emisor
debe convertirse en el responsable que haga posible que el receptor reciba ese
mensaje y no otro. Es el emisor quien debe tomar todas las precauciones para asegurarse de
esto concentrándose en el qué y el cómo de la comunicación. Con el qué nos referimos a la
construcción del mensaje. Con el cómo, a la manera en que se conduce el
emisor frente a su auditorio: la voz, el tono, la emocionalidad, la comunicación no
verbal, la empatía, más cualquier otro aspecto específico del canal elegido
para la presentación.
COMO CONSTRUIR EL MENSAJE PARA QUE SEA EFICAZ
Aquí te
dejo un esquema simple que te va a ayudar a la hora de concentrarte en la preparación / construcción del mensaje que te interesa transmitir.
La estructura es el esqueleto de tu presentación,
el armazón sobre el que montarás el tema a exponer.
En el esquema clásico de tres partes dedicarás la primera a la
introducción o presentación del tema sobre el que hablarás buscando concitar la
atención e interés del auditorio.
La segunda y mayor parte del tiempo estará dedicada a los contenidos, es decir a la enunciación de las ideas valiéndote de argumentos, contra argumentos y los elementos de estilo que hayas elegido utilizar. Como parte de los contenidos y por cada idea expuesta, incluirás una conclusión parcial para reforzar lo dicho.
Finalmente, la última parte la dedicarás a la conclusión general que será suficientemente contundente como para que sirva de cierre y herramienta de recordación.
La segunda y mayor parte del tiempo estará dedicada a los contenidos, es decir a la enunciación de las ideas valiéndote de argumentos, contra argumentos y los elementos de estilo que hayas elegido utilizar. Como parte de los contenidos y por cada idea expuesta, incluirás una conclusión parcial para reforzar lo dicho.
Finalmente, la última parte la dedicarás a la conclusión general que será suficientemente contundente como para que sirva de cierre y herramienta de recordación.
UNA GUÍA PARA DISEÑAR LOS CONTENIDOS
Ideas principales: Analiza qué quieres transmitir respecto del tema
que te ocupa. Invierte el tiempo necesario en
descubrir no más de dos ideas clave que quisieras que tu auditorio recuerde
de tu exposición. Recuerda que habrá una conclusión
parcial para cada una de las dos ideas. Ambas conclusiones parciales estarán
o serán componentes de la conclusión final de tu presentación.
Argumentos: No improvises, a menos que esa sea tu fortaleza, y el
tema, contexto y canal se adecuen a esa improvisación. Invierte tiempo en
conocer a tu audiencia, buscar los fundamentos de lo que quieres decir y
entrenarte en argumentar.
Contra argumentos o cómo rebatir objeciones: Si hubiere objeciones,
no las tomes como ataques personales porque no lo son.
Tu objetivo es responder con calma, pertinencia y convicción. Durante el tiempo de preparación de tu
presentación, dedica tiempo a revisar tus argumentos y “escúchalos” como si
fueras tú el auditorio. Este ejercicio aumenta tu asertividad y reduce las
probabilidades de quedar sin respuestas o sorprendido por una objeción.
Estilo: Ilustra tu discurso con imágenes, números, anécdotas,
ejemplos, etc. Las herramientas de ilustración bien elegidas captan la atención
de la audiencia ya que valorizan y refuerzan el mensaje a la vez que favorecen
el recuerdo de las ideas.
Recuerda que un proceso de coaching profesional, como el que brinda 180 C and C - Consulting and Coaching es una herramienta de gran valor y efectividad a la hora de desarrollar tus capacidades de comunicación.
Cuéntame luego cómo te fue en la presentación de tu proyecto o envíame tus comentarios con las dudas que te queden.
Cuéntame luego cómo te fue en la presentación de tu proyecto o envíame tus comentarios con las dudas que te queden.
Hasta la
próxima.
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